lunes, 8 de febrero de 2016

Luego me preguntas en qué estaba pensando.  Te miro y te digo que deberías haber dicho “en quién”. Vienes y me regalas tu sonrisa. Esa que me gusta de siempre. La más tierna y me observas como quién mira a una niña que se acaba de caer y no quiere llorar ante nadie. 

viernes, 5 de febrero de 2016

Todo el mundo notaba algo extraño en el aire. Un aura distinta, sin poder saber si era una sensación de maldad o de paz. Fue el mismo día en que Lucifer cayó en la más temida de sus tentaciones. Fue bueno por algunas horas.
Atacó con furia, con esa furia contenida mucho tiempo. Dejó caer su ataque con exclamaciones que lanzó como flechas. Me defendí con mis pocos paréntesis, utilizándolos a modo de escudo.


Lo difícil siempre da morbo. Atrae. Saber que se me hará difícil conseguir algo me da una sensación de poder más fuerte, y lucho hasta que las rodillas tiemblan.  
Las causas perdidas también me dan fuerza, pero también me dejan agotada. Más que otras luchas. Y esa sensación de pérdida porque la lucha no valió la pena, me hastía. Y cuando recuerdo todo esto, es cuando me da miedo cambiar o salir de mi zona de confort.  Sé que los cambios son inminentes, que todo sufre transformación. Nada es estático.  Y cuando giro mi cabeza y mis ojos van al pasado, una alegría añeja me escupe en las pupilas ese pasado tan maravilloso que es imposible alcanzar. Ese punto máximo.
Ya fui demasiado feliz.  
El ahora tiembla. Tengo todo en espera. 


¿Cómo puedo huir de tus ojos? Cómo puedo dejar de encontrar tu mirada en cualquier punto en el que detenga la mía.
El temblor al sentir tu mano. Cómo no caer en ti, sobre ti y tu sonrisa. 
¿Cómo te arranco de mi mente? Dime cómo puedo quitar si estás alicatado a mi
¿Y cómo renuncio al aliento entre cortado, al gemido mudo y roto?
Dime mientras te acercas por mi espalda como tantas veces. Dime mientras muerdes mi nuca y susurras tu aliento en mi cuello. Dime mientras me arrancas a mordiscos este deseo.
Dime mientras empapas lo que va quedando sin besar de mis brazos y manos.
¿Cómo dejar este deseo que se apodera de todo, poseyendo todo lo que esté entre tu cabeza y mi pecho?
Dime cómo...
Amiga, amante, confesora, enfermedad, dolor de muelas, chute de vida,
tarde de otoño, lluvia en el cristal, mujer de otro, musa, cura,
sonrisa, café de las nueve de la mañana, última copa del día,
café a media tarde, magret de pato en salsa de trufas,
Möet Chandon en la penumbra, sed, frio en la montaña, calor en la playa.
La piedra en tu zapato, mancha de salsa en el vestido nuevo. Sábanas negras. Otro dolor de muelas. Besos. Sexo duro y pulsante. Piel suave.
Sal en mi herida. Depilación sin laser. Silencio, ruido. Cascabeleo.
Miradas en las que perderse.
Todo eso... y aún más 
Ven a mi lado. Soy la cara de la pasión desenfrenada. Se juntaron las arenas de Gomorra y las aguas de Sodoma para formarme entera.

Susúrrame tus más escondidos deseos. Los más ocultos. Los que nunca te atreverías a confesar a nadie... Y verás como se pueden hacer realidad entre mis largas piernas y mis senos.